Las ciudades europeas frente a la acogida de inmigrantes

, de Mathieu Henceval

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Las ciudades europeas frente a la acogida de inmigrantes

El flujo de refugiados hacia Europa, la mayoría huyendo de zonas de conflicto, no para de aumentar. La política de asilo es la responsabilidad de los Estados. Sin embargo, las imágenes de las estaciones de ferrocarril de Munich o Viena colapsadas por la llegada de refugiados abren los telediarios y están en la portada de todos los periódicos. Desde principio de septiembre, la ciudad alemana de Munich ha acogido a unos 39.000 inmigrantes. Las ciudades europeas son lugares de llegada, transito o el destino final para los refugiados.

Si los estados miembros han conseguido salvar la cara de Europa llegando a un acuerdo sobre la repartición de los refugiados, no podemos dejar de lado la fractura que supone el rechazo por parte de algunos estados miembros del este de Europa. Frente a la indecisión de los estados, las ciudades se organizan.

Las ciudades europeas se movilizan

Se suele decir que “mientras los lideres nacionales discuten, las ciudades actúan”. Las ciudades europeas se enfrentan a un desafío humanitario, social y financiero. En efectivo, las ciudades deben actuar rápidamente para poder ofrecer asistencia básica a personas vulnerables y extenuadas. Sin embargo, la emergencia debe traducirse en anticipación y programación.

Cuando los refugiados deciden quedarse, las ciudades deben organizar una acogida que será a corto o largo plazo. En este caso, las ciudades deben asegurarse de que los refugiados tengan acceso a servicios como alojamiento social, sanidad o ayuda psicológica, tratándose de personas que han vivido escenas dramáticas en sus respectivos estados. Además, las ciudades deben contribuir a la integración de los refugiados en la sociedad y en el mercado laboral. Se trata de proporcionarles cursos de idioma, asegurar el reconocimiento de sus diplomas para que estén en condición de encontrar un empleo o crearse su propio empleo. En efecto, se trata en su mayoría de personas, como en el caso de los Sirios, que provienen de la clase media y están licenciados en ciencia, ingeniería o ciencias sociales. Es imprescindible también que haya una concertación entre los diferentes niveles y actores implicados.

Los servicios públicos de una ciudad así como sus finanzas públicas se ven afectadas por la acogida de refugiados. El Fondo para el asilo, la migración e integración (AMIF) financia actividades como la mejora de los servicios de recepción y alojamiento para los solicitantes de asilo así como formaciones lingüísticas. Permite también financiar el intercambio de información y cooperación entre Estados miembros en el área de asilo, migración e integración. Por otra parte, el fondo social europeo (FSE), ayuda a las ciudades para erradicar la pobreza y fomentar la inclusión. Además el reglamento europeo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) prevé que durante el actual periodo 2014-2020 “Al menos el 5% de la dotación del FEDER de cada Estado miembro debe destinarse a una acción integrada en favor del desarrollo urbano sostenible que aborde los desafíos económicos, medioambientales, climáticos, demográficos y sociales que afectan a las zonas urbanas”. Podemos preguntarnos cual será el impacto de esta inmigración sobre el uso de los fondos europeos por parte de las ciudades y municipios ¿Sería necesaria una reforma de los actuales reglamentos?

Se debería agilizar el acceso al fondo AMIF por parte de las ciudades ya que las peticiones para asistencia de emergencia corresponden a los estados. ¿Y no deberíamos abogar por sacar de la deuda las inversiones de las ciudades en la acogida e integración de refugiados?

Algunos ejemplos de acciones emprendidas por las ciudades

La ciudad de Munich había anticipado la llegada de refugiados estableciendo centros medicales y de recepción así como un centro cerca de la estación central donde se procesan las peticiones de asilo y donde los refugiados pueden recibir información y apoyo.

La cuidad Polaca de Gdansk se ha ofrecido para la acogida de inmigrantes recordando que miles de polacos fueron acogidos en otros estados europeos a principios de los años 80. Por ejemplo, la ciudad aboga por renovar los alojamientos sociales que están vacíos en la ciudad para poder acoger a los migrantes mediante la ayuda del fondo europeo AMIF. Además, como ocurre en otras ciudades europeas, se contratarán mediadores para ejercer de intermediarios entre los propietarios y los refugiados.

La ciudad de Viena, distante de unos 170km de Budapest es una ciudad de transito para los refugiados deseando ir a Alemania o a Suecia. Sin embargo, la capital austriaca tiene una larga experiencia en la acogida de los refugiados a lo largo del siglo XX desde húngaros huyendo en 1956 de los tanques soviéticos, checoslovacos en 1968, polacos a principios de los 80 hasta refugiados de la guerra de los Balcanes en los años 90. Ya en Julio de 2015, la administración vienesa puso en marcha un centro de coordinación e información para los refugiados que trabaja con la policía, la empresa nacional de ferrocarril, varias ONGs y voluntarios.

Sin embargo, la repartición de los refugiados entre ciudades y municipios dentro de un Estado puede ser motivo de discusiones y reproches. Según Michaela Kauer, Delegada en Bruselas del Land austriaco de Viena, el 60% de los municipios de Austria no asumen su responsabilidad. Los prejuicios hacia los refugiados suelen prosperar en pequeños municipios y zonas rurales donde la gente no ha estado en contacto con inmigrantes. Las grandes ciudades suelen acoger a la mayoría de los refugiados.

La necesidad de cooperar entre ciudades europeas

Todas las ciudades europeas no tienen la misma capacidad administrativa y financiera ni la misma experiencia que les permita hacer frente al desafío de la acogida de refugiados. Por lo tanto es imprescindible fomentar la cooperación entre ciudades europeas en esta materia. Debemos destacar a la red EUROCITIES, creada en 1986 que representa a las ciudades más importantes de Europa para potenciar su voz en el proceso legislativo comunitario. Además, contribuye a reforzar la capacidad de las ciudades mediante el intercambio de experiencias y conocimientos.

Es importante que las ciudades estén involucradas en el diseño de una política migratoria europea común ya que son ellas las que acogen a los inmigrantes. Además el sistema de Dublín (Reglamento de Dublín II de 2003) debería ser reformado porque aumenta la presión sobre las regiones que tienen una frontera con el exterior de la UE. Estas regiones y sus ciudades no suelen disponer de los medios necesarios para tratar con eficacia a las peticiones de asilo y ofrecer una protección adecuada a los refugiados.

Según Anna Lisa Boni, secretaria general de la red EUROCITIES, fallar en la acogida de los que piden asilo, no es una opción para las ciudades miembros de la red. En efectivo, debemos reflexionar sobre cual seria el impacto sobre la cohesión social en Europa. Además, ¿no estaríamos incumpliendo el objetivo de la estrategia Europa 2020 “de sacar a, como mínimo, 20 millones de personas de la pobreza y la exclusión de aquí a 2020”?

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