Las mujeres toman las riendas del Gobierno estonio

, de traducido por Mencía Bóveda Oubiña, Roxana Andrian

Las mujeres toman las riendas del Gobierno estonio
Riigikogu, sede del Parlamento estonio, Tallin. Stan Shebs, Wikimedia commons.

Durante las elecciones generales del 3 de marzo de 2019, los estonios depositaron su confianza en el Partido Reformista de Estonia (ERE), de centroderecha, que obtuvo 34 escaños de un total de 101 en el Parlamento estonio. Sin embargo, fue el Partido del Centro Estonio (EKE), de centroizquierda, el que pudo formar un gobierno de coalición con el Partido Popular Conservador de Estonia (EKRE), de extrema derecha, y el partido de derechas Isamaa. Pero, en enero de 2021, la escena política estonia se vio sacudida por la dimisión del segundo gobierno de Ratas y el nombramiento de un nuevo gobierno dirigido por Kaja Kallas.

La dimisión del segundo gobierno de Ratas

Fue necesario un escándalo que involucraba a la piedra angular de la coalición EKE-EKRE-Isamaa para derrocar al gobierno y para que el primer ministro Jüri Ratas, líder de EKE, anunciara su dimisión el 13 de enero de este año. Se tomó esta drástica decisión tras salir a la luz un escándalo de corrupción relacionado con su partido y su empresa privada, Porto Franco. La empresa inmobiliaria recibió, presuntamente, un préstamo estatal considerable de la institución crediticia estatal KredEx y, al mismo tiempo, el padre del director de Porto Franco habría hecho una generosa donación al partido EKE. Acordado en 2020 por KredEx, el préstamo de 39,4 millones de euros forma parte de un plan del Gobierno para ayudar a las empresas afectadas por la crisis del Covid-19. El 14 de enero, el empresario Hillar Teder y la ex asesora del ministro de finanzas, Kersti Kracht, fueron detenidos. Asimismo, el Servicio de Seguridad Interna de Estonia (KaPo) anunció el 12 de enero que el partido EKE sería considerado sospechoso en las investigaciones de corrupción. Muchos miembros del partido, incluido el ex ministro de educación Jaak Aab, rechazan esta decisión. Sin embargo, serán los jueces quienes decidan si son culpables, así como la responsabilidad que les corresponde.

Inauguración del Gobierno de Kallas: un nuevo comienzo con mujeres al mando

El 14 de enero, la presidenta de Estonia, Kersti Kaljulaid, solicitó a la líder del Partido Reformista Estonio, Kaja Kallas, que formara un nuevo gobierno en un plazo de 14 días. Tras descartar de manera inmediata una coalición con Isamaa y EKRE, se formó un nuevo gobierno entre ERE y EKE. El 26 de enero la presidenta estonia designó a la nueva primera ministra y al Gobierno, compuesto por 14 ministros. Los Ministerios del Gobierno se repartieron a partes iguales entre los dos partidos. Mientras que el ERE tiene los Ministerios de Justicia, Defensa y Finanzas, el EKE se quedó con dos importantes funciones del gabinete: Asuntos Exteriores y Administración Pública. Llama la atención que, por primera vez, el más nórdico de los países bálticos esté dirigido por dos mujeres: la presidenta Kersti Kaljulaid y la primera ministra Kaja Kallas. Además, parece que se ha conseguido la igualdad en el gobierno, ya que siete de sus quince miembros son mujeres. Se trata de una noticia alentadora en un país donde la brecha salarial entre hombres y mujeres es una de las mayores de la UE. Según datos de Eurostat del 2018, la brecha ascendió al 21,8 %, superando con creces a Francia, con un 16,7 %, o a Holanda, con un 14,6 %.

Las prioridades del Gobierno de Kallas aprobadas el 11 de febrero

Cuando un nuevo Gobierno toma posesión del cargo debe aprobar las prioridades para los primeros cien días de mandato, como es habitual. El Gobierno de Kallas lo hizo el 11 de febrero y tiene grandes ambiciones. Aparte de la desafortunada prioridad de tener que resolver los problemas relacionados con el Covid-19, las medidas se centran en: la movilización de fondos del Fondo Europeo de Recuperación, un plan para lograr la neutralidad del carbono para 2050 y la creación de un plan de acción para promover y enseñar la lengua nacional. Por último, hay que analizar con más detalle una última prioridad: la de «un país activo y protegido». Esto significa que Estonia debe reforzar los lazos con sus socios estratégicos, como Estados Unidos, Polonia, Francia y los países bálticos y nórdicos. Además, el 18 de febrero la ministra de Asuntos Exteriores, Eva-Maria Liimets, miembro del partido EKE, anunció que pretende ratificar el tratado fronterizo firmado en 2014 con Rusia para resolver el último conflicto territorial entre el gran gigante y un Estado miembro de la UE. El delicado tema de las fronteras se remonta al Tratado de Tartu de 1920, que fue ventajoso para Estonia al otorgarle un terreno que hoy gobierna Rusia. Pero, tras pasar a formar parte de la Unión Soviética, las fronteras trazadas en 1920 han sufrido algunos cambios. El último tratado firmado entre los dos países en 2014 es el tercer intento de resolver este problema desde que Estonia obtuvo su independencia. Sin embargo, ambos parlamentos nacionales deben ratificar el convenio, que incluye el intercambio de tierras, y que entrará en vigor 30 días después de ser aprobado democráticamente en ambos países. Aquí es donde radican las dificultades, ya que la ratificación unilateral no conducirá a ningún cambio. La diplomacia debe desempeñar su papel, pero, tras los comentarios de Josep Borrell en Moscú, será difícil para los diplomáticos europeos trabajar con Sergey Lavrov, el rey de los asuntos exteriores rusos desde 2004.

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