Perspectiva Europea: Elecciones europeas 2019

, de Gesine Weber, Juuso Järviniemi, Louise Guillot, Xesc Mainzer Cardell

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Perspectiva Europea: Elecciones europeas 2019
Photo: CC0

El fin de semana, los europeos en 28 estados miembro de la UE eligieron un nuevo Parlamento Europeo. Los redactores en jefe de The New Federalist, Le Taurillon, Treffpunkt Europa y El Europeísta comparten sus perspectivas respecto a los resultados electorales.

Juuso Järviniemi, The New Federalist: Dejad a nuestros MdPE mantenerse firmes

Por primera vez en un cuarto de siglo, más de la mitad del electorado ha votado en las elecciones europeas. Lenta pero seguramente, se está desarrollando un espacio público europeo: esta vez, los votantes han estado mucho más al día de lo que ocurre en otros estados miembro que posiblemente nunca antes. Antes de 2014 nadie sabía lo que era un Spitzenkandidat, ahora el público ha presenciado dos competiciones entre candidatos de cabeza. La democracia europea se está desarrollando lenta pero seguramente.

Ahora sabemos quiénes ocuparán los 751 escaños en el Parlamento una vez los recién elegidos MdPE inicien su trabajo en julio. Sabemos qué partidos se han visto recompensados y cuáles han sido castigados por los electores. Pero quizás más importante aún, la batalla por el verdadero sentido de estas elecciones dará comienzo en las próximas semanas, empezando desde mañana.

El martes, los líderes de los estados miembro se reunirán para tener una primera conversación sobre las nominaciones para los principales cargos de la UE, incluyendo la presidencia de la Comisión. Tras los centenares de millones depositados este fin de semana, resulta irónico y perverso que 28 hombres y mujeres vayan a decidir si estas elecciones han sido o no un voto sobre quién debería dirigir la UE los próximos 5 años. Hoy y mañana, y hasta que el Parlamento Europeo haya decidido quién presidirá la Comisión, la ciudadanía necesita mantenerse firme en defensa de sus representantes directamente electos.

El incremento histórico en la tasa de participación significa que el Parlamento es hoy más fuerte que nunca antes. Que no se postre frente a la presión de los líderes nacionales. Que el próximo Presidente de la Comisión sea uno de los candidatos presentados ante el pueblo antes de las elecciones, no alguien arrastrado de entre los arbustos tras el fin de las elecciones.

Louise Guillot, Le Taurillon: Respeto por el principio de los Spitzenkandidaten

La sociedad civil tiene que complacerse porque la participación en las elecciones europeas ha crecido en una mayoría de estados miembros, y Francia no debe ser obviada, alcanzando el 50,97%. Tenemos que remontarnos a las elecciones de 1994 para encontrar una participación mayor. Los pro-europeos pueden alegrarse de ver la movilización de la ciudadanía francesa en domingo, incluso aunque el partido de extrema derecha Reagrupación Nacional siga en cabeza, como ya lo estuvo en 2014.

En una escala europea, es innegable que los Verdes destacan y progresan, particularmente en Alemania e Irlanda. Incluso si el PPE, S&D y ALDE sumaran una mayoría si formaran una coalición, hay muchas razones para creer que los Verdes jugarían un papel decisivo en la designación de la próxima Comisión Europea y en la elección de su presidente adirmando una coalición pro-europea y progresista fuerte.

Los resultados ante nosotros el 27 de mayo muestran un Parlamento Europeo dividido y fragmentado, que tendrá que formar una nueva coalición y traer una nueva dinámica para los próximos cinco años ya que el PPE y el S&D ya no puede gobernar en una mayoría bicéfala. De este modo es esencial que esta nueva coalición sea progresista y ambiciosa durante los próximos 5 años para cumplir con las expectativas de la ciudadanía europea, que han insistido en la acción climática y la justicia social.

Finalmente está la cuestión del respeto al sistema de Spitzenkandidaten. Manfred Weber declaró ser el candidato legítimo, pero es posible que el Consejo Europeo decida de otro modo, especialmente dado que los demás grupos políticos no han dado aún a Manfred Weber su consentimiento para tomar la Comisión Europea.

Gesine Weber: Una llamada de atención para acciones concretas en la próxima legislatura

Con la mayor participación desde hace 25 años, el electorado europeo ha despertado finalmente de su inercia: que más de la mitad de los ciudadanos europeos con derecho a voto encontraran el camino a las urnas nos muestra que algo se está moviendo en Europa, y que la ciudadanía ya no da por sentados los logros de la Unión Europea. Es probablemente está alta participación lo que finalmente ha evitado una victoria definitiva de la derecha, y eso es con toda seguridad la buena noticia de la noche electoral.

Aún así, debemos evitar llegar precipitadamente a dos conclusiones erróneas: primero, los resultados de las elecciones no deben llevarnos a pensar que el auge populista es una reliquia del pasado. Considerando que el número de miembros euroescépticos creció significativamente en el Parlamento, es el deber ahora de los parlamentarios pro-europeos enfrentar y especialmente desmantelar sus afirmaciones. Esto es particularmente importante cuando miramos a los resultados preocupantes en Francia, donde Rassemblement National fue el partido más fuerte.

Por supuesto, las elecciones europeas pueden considerarse, hasta cierto punto, un espejo de la política nacional, pero si los beneficios de Europa se perciben tan poco por una cuarta parte de la población hasta el punto de resultar seducidos por las afirmaciones de Le Pen, los procesos nacionales no pueden servir exclusivamente como una excusa para el gran apoyo a los populistas de derechas. Esto es una llamada de atención al PE para seguir acciones concretas en la próxima legislatura que realmente impacte y cambie a mejor la vida de la ciudadanía.

En segundo lugar, la mayor participación no debe llevarnos a asumir que los ciudadanos de Europa son ahora sinceros europeos que acudieron de manera entusiasmada a las urnas tras ser movilizados por apasionadas campañas electorales. Así es, las campañas electorales de 2019 han mostrado lo mucho que los partidos en Europa se aferran a campañas nacionales y lo poco capaces que son de comunicar lo que defienden en Europa. Para decirlo francamente, la emergencia de una esfera pública europea durante las campañas electorales fue, con muy pocas excepciones, pura ilusión, y hay mucho trabajo por hacer.

Los resultados más interesantes de estas elecciones están aún por llegar: encontrar una coalición en el Parlamento Europeo que sea capaz de elegir a un Spitzenkandidat como Presidente de la Comisión Europea. En aras de la pluralidad en Europa, no es malo que los conservadores y socialdemócratas hayan perdido escaños - ALDE y los Verdes podrían infundir nuevo ímpetu al Parlamento Europeo en campos donde la acción europea es más necesaria que nunca, por ejemplo en protección medioambiental y en la lucha contra el cambio climático.

Si Manfred Weber (PPE) quiere convertirse en Presidente de la Comisión, tendrá que hacer concesiones a otros - y especialmente ya que Weber no es un Juncker cuya pasión por Europa convenció a pro-europeos de todos los partidos, esto probablemente evitará que el PE sea demasiado conservador e incluso más aburrido para el espectador medio. Aún así, se mantiene la esperanza en que los jefes de estado y de gobierno en el Consejo Europeo se aferren al principio de los Spitzenkandidat, incluso si las negociaciones se ponen duras - si no lo hacen, rompen una promesa y finalmente malgasten la última esperanza de los europeos de que la UE se deshaga algún día de la política entre bambalinas.

Xesc Mainzer, El Europeísta: La lenta muerte de los socialdemócratas

A medida que se asienta el polvo tras las elecciones al Parlamento Europeo de la semana pasada, hay un claro perdedor a la vista: los Socialistas y Demócratas. A pesar de no ser el único grupo que ha encarada grandes pérdidas en estas elecciones europeas (que le pregunten al Partido Popular Europeo, por ejemplo), la socialdemocracia está siguiendo un camino peligroso en toda Europa.

“No es el caso en todos sitios” podréis decir. Así es, hay excepciones como España, donde los socialistas del Presidente Sánchez han conseguido ganar las elecciones al Parlamento Europeo por primera vez desde 2004, o los Países Bajos donde Frans Timmermans ha liderado a un aparentemente moribundo PvdA hasta la victoria. Pero es algo que no se puede negar, que la que una vez fue una de las tendencias ideológicas predominantes en Europa Occidental (si no incluso LA dominante) está siguiendo un sendero sin parada aparente hacia la irrelevancia.

En Alemania, la cuna de la socialdemocracia moderna, el SPD ha caído por debajo de los Verdes para convertirse en la tercera fuerza, unos pocos escaños por encima de la extrema derecha. En Francia, el estado de gran tamaño con una mayor tendencia socialdemócrata en las últimas décadas, el Parti socialiste ha sido prácticamente expulsado del Parlamento Europeo al resultar la sexta fuerza escasamente por encima del umbral mínimo de votos. Por no mencionar el Reino Unido, donde la postura ambigua del Partido Laborista respecto al Brexit los ha llevado prácticamente a la cuarta plaza.

Una mezcla de cambios sociodemográficos, virajes a la derecha y malas decisiones estratégicas han llevado a los socialdemócratas al punto en el que se encuentran ahora. ¿Serán capaces de aprender de esta elección y encontrar el camino de vuelta desde la irrelevancia?

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