Sintámonos Europeos

Antes siquiera de mirar las noticias, hoy por la mañana, me he enterado de la noticia. Apenas he abierto los datos del móvil al despertarme (y casi habiendo olvidado que los británicos habían votado ayer), he recibido un mensaje de mi amiga alemana Lydia anunciando que muy probablemente seríamos la última generación que había disfrutado de un erasmus en el Reino Unido. Tengo que reconocer que me llevó unos instantes entender de que estaba hablando, probablemente aún no había salido del todo del sueño. Lo que está claro es que, una vez comprendido y verificado en un periódico de tirada nacional, me quedé a cuadros. ¿Cómo era posible? Al menos para mí, tal vez inconscientemente, el Brexit no era una posibilidad real. Sí, los Británicos iban a votar, y estaban haciendo campaña y dando un poco la lata pero… Iban a votar para quedarse. Estaba claro. Por eso, esta mañana me ha costado creerme que los detractores de la Unión Europea hubiesen vencido en el referéndum. Pero no quiero, en esta pequeña reflexión, dejar a quien me lea con un mal sabor de boca. De eso ya se encargarán, y lo harán mejor que yo, analistas económicos, políticos, las bolsas y un largo etcétera. Me gustaría, por poner un poco de luz en un día gris para el europeísmo, apelar a ese sentimiento europeo que va más allá de lo que ponga o deje de poner en un pasaporte. Hoy tras conocer la noticia, he retomado el contacto con amigos de toda Europa. Sí, también ingleses. Hemos compartido nuestra preocupación por lo ocurrido, intercambiado opiniones sobre lo que iba a ocurrir ahora y recordado, como bien ha dicho mi buen amigo Michail, que tenemos que “stick together and aim for a better Europe”. Creo que, esta mañana, muchos de nosotros hemos olvidado que era una discusión entre un austriaco, una italiana y una española, por mencionar solo algunas de las nacionalidades de la gente con la que he hablado hoy. Creo que había algo más, una sensación de tener preocupaciones comunes, y también valores comunes. Una sensación de ser europeos. Y aunque es triste que esa sensación solo aparezca en los peores momentos, no deja de ser positivo que esté ahí. Y esa sensación, más allá de países, partidos o pasaportes, es lo que deberíamos reforzar hoy y en un futuro. Recordemos las palabras de Jean Monnet, “Nous ne coalisons pas des États, nous unissons des hommes” y, hoy más que nunca, sintámonos europeos.