Una reunión interminable para proponer los cargos principales

, de traducido por Oscar Planells, Thomas Arnaldi

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Una reunión interminable para proponer los cargos principales
Jefes de estado y de gobierno reuniéndose durante el desayuno para otra ronda de negociación la mañana del 1 de julio Créditos: © European Union / Fuente: European Council

El pasado 1 de julio, al mediodía, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, suspendió la reunión del consejo para reanudarla a las 11 del día siguiente. La cumbre europea extraordinaria, cuyo objetivo era alcanzar un acuerdo entre los 28 jefes de estado y de gobierno en torno a los ‘’altos cargos’’, terminó en un ‘’fracaso’’.

La noche fue excepcionalmente larga para los jefes de estado y de gobierno europeos que se congregaron en Bruselas para el Consejo Europeo extraordinario a partir de la tarde-noche del 30 de junio. El objetivo de esta reunión era forjar un compromiso para las nominaciones a cargos de alta responsabilidad de la UE (altos cargos), cuyos mandatos finalizaron con las elecciones europeas del 26 de mayo.

Sobre la mesa estuvo la nominación para la presidencia de la Comisión Europea, la del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, así como el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. El presidente del Banco Central Europeo, por su parte, debía ser nominado más adelante.

La cuestión de los Spitzenkandidaten

De conformidad con los tratados europeos, el Consejo Europeo propone un candidato a la presidencia de la Comisión Europea por mayoría cualificada y reforzada (72% de los Estados miembros que representen al 65% de la población), «teniendo en cuenta el resultado de las elecciones europeas».

Este candidato tendrá que ser votado entonces por una mayoría de los miembros del Parlamento Europeo. Aunque la agenda de la reunión pareciera simple (acordar los nombres de las personas que liderarán la UE en los próximos años), el equilibrio institucional, político e intergubernamental en la elección de tales nombres ha alcanzado el máximo nivel de complejidad. De hecho, hay que tener en cuenta las nacionalidades, las tendencias, las disparidades territoriales y la igualdad de género, así como ciertos criterios establecidos por líderes europeos.

En 2014, el procedimiento del Spitzenkandidaten revitalizó la influencia de los partidos políticos europeos y del Parlamento Europeo gracias a la elección de los principales candidatos que luego serían sometidos a votación en el Parlamento. Fue a través de este sistema que Jean-Claude Juncker, el actual presidente de la Comisión Europea, fue elegido (y ahora, se deleita con los problemas que surgen para reemplazarlo).

En las elecciones europeas, el centro-derecha europeo (el Partido Popular Europeo, o EPP por su nombre en inglés) eligió a Manfred Weber como su Spitzenkandidat, mientras que los socialdemócratas (S&D) se conjuraron alrededor de Frans Timmermans. Los liberales (Renew Europe, ex-ALDE), por su parte, crearon un «Team Europe» con varios nombres, incluyendo la danesa Margrethe Vestager. Pese a que el Parlamento Europeo, en sus resoluciones, ha rechazado en múltiples ocasiones apoyar a cualquier candidato propuesto que no sea un Spitzenkandidat, ese no es el caso del Consejo Europeo, que ya rechazó a Weber, Timmermans y Vestager en una cumbre anterior, llevada a cabo a mediados de junio.

Criterios fijos en aptitud, experiencia e igualdad

El presidente francés, Emmanuel Macron, presentó sus condiciones para la nominación para la Comisión Europea, las cuales incluían tener las aptitudes necesarias para el puesto, una experiencia gubernamental y europea digna de este, así como lograr la igualdad en los altos cargos propuestos por el Consejo Europeo. Esto provocó que Frans Timmermans, Margrethe Vestager y Michel Barnier (el principal negociador del Brexit de la UE) se convirtieran en sus favoritos, y eliminó de la ecuación a Manfred Weber, que era el candidato apoyado por la canciller alemana, Angela Merkel.

Un primer compromiso vertebrado en torno a la pareja franco-alemana en la cumbre del G20 en Osaka consiguió la unidad de Mark Rutte (el primer ministro holandés), Emmanuel Macron, Angela Merkel y el Presidente español, Pedro Sánchez, en el respaldo a Frans Timmermans. Así pues, Angela Merkel abandonó a su favorito, Manfred Weber, a la vez que equilibraba el tablero político con su coalición nacional con los socialdemócratas.

Sin embargo, no se formó ninguna mayoría en apoyo a Timmermans en la anterior reunión del Consejo Europeo de los días 20 y 21 de junio. Timmermans, el políglota Primer Vicepresidente de la Comisión Europea y exministro holandés de Asuntos Exteriores, trabajó en favor del Estado de Derecho durante todo su mandato, a pesar de las vehementes críticas de los gobiernos polaco y húngaro.

El grupo de Visegrado (Eslovaquia, República Checa, Polonia y Hungría) se opone diametralmente a Frans Timmermans. Además, algunos jefes de gobierno de centro-derecha (en Croacia, Letonia y Chipre) se opusieron a proponer a un socialdemócrata, dado que el EPP resultó ganador de las pasadas elecciones europeas. Respecto a Italia y su primer ministro, Giuseppe Conte, se está produciendo un juego de equilibrios para obtener todo lo posible del conjunto de nominaciones. Dadas tales condiciones, no se produjo ninguna mayoría requerida y el Consejo Europeo se vio obligado a admitir el fracaso.

Sin embargo, numerosos líderes europeos remarcaron lo cerca que estuvieron de encontrar un compromiso. Varios esquemas de propuestas sobre candidatos surgieron en muchas ocasiones durante la noche y la mañana, marcados por negociaciones informales y reuniones plenarias.

Una de las propuestas que circuló por la mañana del 1 de julio fue la siguiente: el holandés Timmermans (S&D) para la Comisión, la búlgara Kristalina Georgieva (EPP) para el Consejo Europeo, la danesa Margrethe Vestager (Renew Europe) o el belga Charles Michel (Renew Europe) como Alto/a Representante y/o Primer Vicepresidente de la Comisión y, por último, Manfred Weber (EPP) y Guy Verhofstadt (Renew Europe) turnándose en la presidencia del Parlamento Europeo.

El Consejo Europeo, ¿el guardián?

Si los Estados miembros tienen tanta prisa para llegar a un acuerdo sobre los altos cargos, es porque el equilibrio institucional entre los partidos políticos y las nacionalidades de los nominados también incluye al Presidente del Parlamento Europeo, que debe ser elegido durante la primera sesión plenaria en Estrasburgo, una primera sesión que se llevará a cabo el martes 2 de julio por la mañana.

Pero en la agenda política, la elección del Presidente ha sido planeada para el miércoles, ya que los partidos políticos están llevando a cabo sus últimas negociaciones sobre el reparto de comités, vicepresidentes, cuestores y otros cargos de responsabilidad en el Parlamento. Esto posibilita un breve respiro para que los jefes de estado y de gobierno forjen un acuerdo.

Al subrayar el fracaso de las negociaciones y la falta de cooperación mostrada por algunos de sus colegas, Emmanuel Macron dijo ante los periodistas a la salida del edificio del Consejo que «nuestra credibilidad está profundamente dañada con estas reuniones tan largas que sin embargo no se materializan en nada. Damos una imagen de Europa que no es seria». El primer ministro luxemburgués Xavier Bettel, con aspecto cansado, contó el número de horas dedicadas a las negociaciones a lo largo de toda la noche, mientras que la canciller Angela Merkel subrayó la importancia de encontrar un «compromiso interinstitucional» que satisfaga todos los equilibrios europeos.

Esta reunión del Consejo Europeo, que comenzó a finales de junio y finaliza en julio, será recordada como una de las más largas de la historia. A medida que se batía el record de la crisis griega de 2015 (17 horas de negociaciones), varios de los implicados, exhaustos, solicitaron una reforma en el proceso de decisión de las candidaturas en el Consejo Europeo. Una profunda reforma de los métodos intergubernamentales para obtener «un avance más democrático y eficiente de nuestro funcionamiento común», en palabras de Emmanuel Macron.

De producirse una reforma, esta debería inspirarse en el modelo parlamentario clásico en el que el Primer Ministro (el Presidente de la Comisión Europea) se elige en base a una mayoría parlamentaría multipartidista forjada a partir de un programa común que la unifique. Si el Consejo Europeo no llega a un acuerdo rápidamente, corre el riesgo de perder su ventaja en el calendario de nominaciones, ya que el Parlamento tendría entonces un peso mayor en las negociaciones y sus equilibrios. El EPP, el S&D, Renew Europe y los Verdes tienen ahora la capacidad de ejercer una notable influencia para facilitar los acuerdos, sin depender necesariamente de los estados miembros de la UE.

Este artículo fue publicado originalmente en Francés por nuestra edición hermana Le Taurillon. Ha sido traducida y ligeramente editada por el equipo editorial de TNF.

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